Preguntas sobre el audio
¿Qué tenía sembrado el abuelo en su jardín?
rábanos, pepinos, habas, espinacas, acelgas, calabacines y árboles frutales
coliflores, alcachofas y berenjenas
unas frutas
¿Por qué estaba enojado el abuelo?
porque tenía hambre
porque un pajarito picaba las hojas de lechuga
porque tenía que sembrar más coliflores, alcachofas y berenjenas.
¿Qué solución encontró la niña?
decirle al abuelo que pusiera una hoja de lechuga en la mañana
dejarle una hoja de lechuga todas las mañanas
regañar al pajarito
platicar temprano con el pajarito todas las mañanas
¿Por qué crees que la niña no le dice al abuelo que ella encontró la solución?
Las respuestas pueden variar.
La niña que era desobediente.
Cuento de La Lechuga
Narradora: En casa de Teresa había un bonito huerto dónde su abuelo Tomás plantaba todo tipo de verduras: rábanos, pepinos, habas, espinacas, acelgas, calabacines y árboles frutales.
Abuelo: ¡Teresa, Teresita, ven, ayúdame en el huerto!
Narradora: Había un naranjo, un olivo con hermosas aceitunas, y un gran limonero que daba unos limones muy jugosos.
Niña: ¡Abuelo!... ¡A mí me gusta la ensalada!
Abuelo: Entonces, vamos a sembrar también coliflores, alcachofas y berenjenas.
Niña: ¡Y tomates!
Abuelo: Y lechugas.
Narradora: Pero ocurrió que todas las mañanas, Piopí, un pajarito pequeñín, se daba una vuelta por el huerto y desayunaba hojitas de lechuga.
Abuelo: ¡Mis lechugas!... ¡Otra vez!... ¿Quién será el pillo que me daña las lechugas?... ¡Teresita, ven a ver este desastre!
Narradora: Un día de fiesta que no tenía que ir al colegio, Teresa se levantó muy temprano y fue a dar una vuelta por el huerto…
Niña: ¡Míralo!
Narradora: Allí, comiéndose las lechugas, estaba Piopí.
Niña: ¿Así que eres tú, pajarito, el que destroza las lechugas de mi abuelo?... ¿Sabes?... Mi abuelo está muy molesto.
Pajarito : Hola, me llamo Piopí.
Niña: ¿Y por qué te comes las lechugas?
Pajarito : Porque tengo hambre.
Niña: Está bien, Piopí. Vamos a hacer una cosa.
Pajarito : Dime.
Niña: Todas las mañanas, antes de irme a la escuela, tomaré una hoja de lechuga y la pondré en este platito. Así no tendrás que picotearlas todas.
Pajarito : Gracias, niña. Yo tampoco quiero que tu abuelo esté molesto.
Abuelo: Teresita, mira… Las lechugas están más hermosas que nunca… Mira las hojitas… ya no están picadas…
Niña: ¿Y a qué se debe eso, abuelo?
Abuelo: Bueno, tú sabes, yo tengo muy buena mano para el huerto…
Niña: (RIÉNDOSE) Y yo también, abuelo…
Bibliografía: Original de Blanca Menacho Ortiz