El Parque del Retiro
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Miguel: ... Entonces, ¿ quedamos el sábado a las cinco en el Parque del Retiro ? Si tardo , me esperáis, que yo tengo hora en el hospital a las cuatro...
Gabriel: Oye, que el Retiro es muy grande, vamos a decidir dónde quedamos citados .
Miguel: Paseando por el lago.
Rafael: Eh, a mí hay que explicarme porque yo no sé ir.
Miguel: Vamos a ver, tú, ¿ de dónde vienes ?
Rafael: Yo vivo en la Plaza Elíptica.
Miguel: Sí que está lejos. Mira lo que puedes hacer : te vas a Sol en Metro , allí te quedas y me esperas. Yo, al volver del hospital, paso por Sol y te acompaño hasta el Retiro.
Jardín de infantes
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Manuel: Hola, soy el papá de Valentín. Me llamo Manuel.
Director: Buenos días. Yo soy Julio, el director del jardín de infantes.
Manuel: Encantado, mucho gusto. Vine a conocer el jardín.
Director: Por favor, Manuel, pase y le muestro el lugar.
Manuel: ¡Cuánta luz! Aquí nunca quedan a oscuras …
Director: Por suerte. Tenemos una ventana muy grande allí, a su izquierda. A través de esa ventana entra la luz del sol durante todo el día.
Manuel: Yo vivo en un apartamento un poco oscuro. Alguna vez me gustaría disfrutar de una ventana así en mi casa. Sería ideal para mis hijos.
Director: ¿Cuántos hijos tiene usted?
Manuel: Tengo tres hijos: Juana, Matías y Valentín. Dan mucho trabajo, uf…
Director: Me imagino. Aquí vienen más de doscientos chicos por día. Conozco cuán difícil es tratar con niños. ¿Y cuál de sus hijos vendrá al jardín de infantes?
Manuel: El más pequeño, Valentín.
Director: ¿Cuántos años tiene Valentín?
Manuel: Tiene cuatro años. Dentro de un mes, cumplirá cinco. ¿A qué sala le corresponde ir?
Director: Su hijo irá a la sala de cinco, entonces. Las salas tienen nombres de colores. La sala de cinco años se llama “sala naranja”. Oh, qué casualidad , allí está la maestra, ¡Silvina! ¡Por favor, ven aquí!
Silvina: Hola Julio, ¿cómo te va?
Director: Muy bien. ¿Qué estabas haciendo? Pensé que a esta hora debías tomarte tu descanso.
Silvina: Descansaré más tarde. Ahora estoy preparando las mesas porque dentro de unos minutos los chicos tomarán el desayuno.
Director: Siempre tan trabajadora, ¿eh?… Bueno, te presento a Manuel. Es el padre de Valentín, un niño de cinco años que…
Manuel: Perdón, aún tiene cuatro años.
Director: Ahá. Cómo te decía, un niño de cuatro años que asistirá a tus clases. ¿Qué te parece?
Silvina: Encantada de conocerlo, Manuel. No se preocupe por su hijo, estará en buenas manos. Aquí cuidamos muy bien a los niños y nos preocupamos mucho por ellos.
Manuel: Me alegro. Me han hablado bien de este jardín. ¿Esa es la sala naranja?
Director: Sí, vamos a recorrerla.
Silvina: Como puede ver, hay un poco de desorden. Los chicos ahora están en la clase de gimnasia. Antes, estuvieron jugando con marcadores, crayones y lápices de colores en la clase de dibujo.
Manuel: Me di cuenta. Pisé una témpera y se me mancharon los zapatos.
Silvina: Oh, lo siento. Tome este papel para limpiarse.
Director: A mí me ocurre lo mismo todos los días. Los chicos son así, les cuesta dejar las cosas en su lugar.
Silvina: No sé si lo notó, pero el clima de la sala es agradable.
Manuel: Es cierto. ¿Usted prendió la estufa?
Silvina: Claro. Cuando hace frío, siempre encendemos la estufa.
Director: La semana pasada, instalamos aquellos ventiladores . En el verano los chicos no tendrán calor.
Manuel: Me gusta. Creo que no me equivoqué. Este jardín resulta adecuado para Valentín. ¿Y ese piano?
Silvina: El piano lo usamos para las clases de música. Yo misma doy las clases. Hoy cantamos la canción del Pato.
Manuel: Oh, mi hijo se vuelve loco con esa canción. “Al agua, pato, pato…
Silvina: “… sin los zapatos, patos, al agua pato…
Director: “… y al agua pez…” Ja, ja, ja, ¡soy experto en canciones infantiles!
Silvina: Uy, qué tarde se hizo… Llegó la hora del desayuno. Voy a buscar las tostadas y la leche. Nos veremos pronto, entonces.
Manuel: Ha sido un gusto.
Julio, quiero inscribir a mi hijo en el jardín.
Director: Lo felicito. Manuel, ha tomado una sabia decisión.
Un hostal
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Mariela: Tengo mucha hambre. No he comido nada desde anoche. ¿Quedan naranjas todavía?
Pablo: Me temo que no. Michel se las ha devorado en la merienda .
Mariela: ¿Quién es Michel?
Pablo: ¿No lo conoces? El chico francés que llegó hace dos días.
Mariela: No sabía su nombre. No he conversado con él.
Pablo: Ahora puedes hacerlo. Buen día Michel.
Michel: ¡Qué sueño! He bailado toda la noche.
Mariela: Hola… ¿Tú eres Michel?
Michel: Lo siento, no te había visto. Sí, me llamo Michel y soy francés. Vine a Montevideo por trabajo. Pero me reservé una semana para descansar. ¿Tú eres uruguaya?
Mariela: Claro. Trabajo aquí, de hecho. ¿Te gusta Montevideo?
Michel: Sí, mucho. Anoche visité el barrio del Puerto. Bebí muchos tragos y conocí bellas chicas como tú…
Pablo: Ejem… Oye, Michel, no te lo he dicho antes pero ella es mi novia.
Michel: ¡Oh! ¡Pérdoname! Es que casi no he dormido. Vaya, tienes suerte. Mariela es muy linda y simpática.
Mariela: Ustedes, los franceses, no se detienen nunca. Son muy seductores.
Michel: Eso dicen. Pero yo he viajado mucho, y hace bastante que no regreso a mi país.
Pablo: Pero no pierdes el tiempo en Montevideo. Ayer estabas en la playa de Pocitos, ¿verdad?
Michel: ¿Me has visto? Sí, fui a pasear por el Muelle . Luego me encontré con un amigo belga. Me invitó a tomar unas cervezas.
Pablo: Supongo que después de beber nuestra cerveza, no volverás a tomar otra. ¿O si?
Michel: El sabor de la cerveza uruguaya es único. Es un poco más amarga que la cerveza argentina, pero más rica. La de Buenos Aires cada vez está más aguada .
Mariela: Estoy de acuerdo contigo. Prefiero cualquier cerveza antes que la argentina.
Michel: De todos modos, no hay como la cerveza irlandesa. Tiene más cuerpo.
Pablo: ¿Has estado en Irlanda?
Michel: No, pero la cerveza irlandesa es fácil de conseguir en Francia. En realidad, cualquier cosa es fácil de conseguir allí, y en toda Europa.
Pablo: Qué envidia. Aquí en Uruguay dependemos del mercado argentino y brasileño. Si ellos poseen algo, nosotros también. Si no tienen algún artículo, nosotros tampoco lo tendremos.
Mariela: Uruguay es un país pequeño. Pero no hay como nuestra yerba mate . ¿Has probado nuestra bebida nacional, el mate?
Michel: Por supuesto. Es exquisito, parecido al té inglés, pero más fuerte. ¡Podríamos preparar uno ahora mismo!
Pablo: Buena idea. ¿Calientas el agua, Mariela?
Mariela: Claro, mi amor. Espero que haya quedado algo de yerba mate.
Pablo: Michel, estoy sorprendido por tu español. Hablas con mucha claridad.
Michel: He viajado por toda Latinoamérica, y también viví en Madrid. Soy un ciudadano del mundo…
Pablo: Pero no es fácil aprender bien un idioma extranjero. Por ejemplo, jamás aprendí francés, y lo he intentado.
Michel: Si te gusta, aprendes. A mí me gustan los países latinos, y pude aprender español con facilidad.
Mariela: ¿Quién quiere un mate?
Michel: Por favor, dame uno. Lo necesito. Hace frío y me calentará el cuerpo.
Pablo: Veo que te llevas bien con nuestras costumbres. Es verdad, así es más fácil aprender otro idioma.
Mariela: Y veo que le enloquecen las naranjas… Ayer, el canasto estaba lleno de naranjas.
Michel: Amo las frutas. Me las comí todas yo solo.
Pablo: Ahá… Como el mate, que lo tomas tú sólo y no lo devuelves…
La cuenta nueva
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Empleado: Buenos días señor, ¿ le puedo ayudar?
Marián: Si por favor, quisiera liquidar una cuenta y abrir otra personal, internacional, de negocios.
Empleado: Deme su carta de identidad, necesito sus datos personales.
Marián: Desafortunadamente, no tengo el boletín conmigo. ¿El pasaporte es suficiente?
Empleado: Claro, a ver. La cuenta que quiere liquidar está vacía. Para cerrarla tiene que llenar este formulario al que le tiene que añadir una copia del documentos de identidad. Le hago yo una enseguida.
Marián: A, gracias, de todas maneras no tenía ninguna copia.
Empleado: Todo esta bien, ahora a ver la cuenta que quiere abrir. ¿ Quiere que sea en euro o en dolares?
Marián: En euro, por favor y quiero depositar dinero.
Empleado: ¿Qué cantidad quiere depositar ?
Marián: 500 ( quinientos euros) .
Empleado: Para depositar esta cantidad tiene que pagar un impuesto de 50 euros, uno por ciento de la cantidad depositada .
Marián: ¿ Qué interés tiene esta cuenta?
Empleado: El interés de la cuenta que quiere abrir es de 4,5 porcentaje por mes.
Marián: Sí, bastante conveniente.
Empleado: Sí, es uno de los mas convenientes,pero puede ser utilizado solo por empresarios, por personas jurídicas. Recibirá mensual el estado de cuenta de la dirección dada.
Marián: Le agradezco señor, ¡ ha sido muy amable!
Empleado: Nosotros le agradecemos.