Una sabrosa tarta salada
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Ana: Hola Walter, ¡qué alegría verte!
Walter: Hola Ana, ¡feliz cumpleaños!
Ana: Gracias Walter. Bienvenido a mi cumpleaños.
¡Qué delgado estás Walter! Te queda bien. Estabas un poco rellenito.
Walter: Gracias. Es que últimamente no he tenido mucho apetito. Tú sabes por qué.
Ana: Lo sé. Pero te ves muy lindo así. Arriba el ánimo.
Walter: Veo que no soy el primero en llegar.
Ana: No, hace un rato llegaron unas amigas.
Walter: Ya veo. Espero que en un rato pongas algo de música para bailar.
Ana: Ah, veo que ya estás mejor de tu mal de amor.
Walter: Sí, a ratos me siento mejor.
Ana: Me alegro mucho.
Todavía falta llegar mucha gente.
Walter: ¿Ha venido María?
Ana: Preferí no invitarla. Quiero que pases un momento agradable.
Walter: No tengo problema, pero bueno, mejor si no está. Me enteré de que está saliendo con alguien.
Ana: Bueno, quizás tú también puedas conocer a alguna de mis amigas hoy.
Walter: No estaría mal...
Ana: ¿Qué traes ahí, Walter?
Walter: Ah, toma, esto es para ti.
Ana:No te hubieses molestado Walter. No era necesario que me compraras un regalo.
Walter: Espero que te guste. No soy muy bueno eligiendo regalos. Hice lo mejor que pude.
Ana: ¡Una camisa escocesa! ¡Sí, me encanta!
Walter: ¡Me alegro mucho! Creo que te quedará bien.
Si me equivoqué en el talle puedes cambiarla. La tienda es aquí cerca.
Ana: Luego me la pruebo. ¡Muchas gracias Walter!
Walter: De nada Ana. Tú te lo mereces. Siempre estás cuando te necesito.
Ana: Claro, somos amigos, ¿no?
Walter: Así es.
Además traje una torta.
Ana:Oh, que amoroso eres.
Walter: Creo que esta torta es una de tus preferidas.
Ana: ¡Sí, una torta Selva Negra! ¡Es mi favorita!
Walter: Lo sabía. Me alegro.
Ana: Déjala aquí. Mira, lo dulce está en esta mesa, y lo salado en aquella.
Walter: Ana, tengo hambre, necesito comer algo ya.
Ana:Mira Walter, puedes probar las pizzas caseras que ha hecho mi madre. También hay un poco de tarta de jamón y queso.
Walter: Creo que voy a probar ambas cosas. Las pizzas de tu mamá son increíbles, siempre se lo he dicho.
Ana: Empieza por la tarta. Toma una porción.
Walter: Mmm ¡deliciosa! ¿Esta tarta también la ha preparado tu mamá?
Ana: No, la hice yo. Mi abuela me enseñó a prepararla. Es muy sencillo.
Walter: Me encanta. ¿Puedes enseñarme la receta?
Ana: Te la explico rápidamente. Anota por favor.
Walter: No hace falta, tengo buena memoria. Adelante.
Ana: Cortas doscientos gramos de jamón cocido en tiras finas. Luego cortas trescientos gramos de queso cremoso en cubos. Bates tres huevos y los mezclas con doscientos centímetros cúbicos de crema de leche. A esta mezcla le agregas el jamón y el queso. Añades dos cucharadas de queso parmesano rallado. Luego agregas sal a gusto. Colocas una masa de tarta en la tartera y le vuelcas la mezcla encima.
Walter: ¿Es todo?
Ana: Espera. Luego la metes en el horno hasta que la superficie esté dorada.
Walter: ¿Cuánto tiempo puede demorar eso?
Ana: Aproximadamente cuarenta minutos a fuego lento. Es tan rica tibia como fría.
¿Te vas a acordar de todo?
Walter: Créeme que sí, es sencilla. Prometo hacerla e invitarte a comer.
Oye, aquí hace calor, ¿Dónde puedo dejar mi chaqueta?
Ana: Dámela, la colgaré.
Walter: Dime Ana, ¿quién es esa chica de pelo castaño? Creo que nunca la he visto.
Ana: ¿La de rulos?
Walter: No, la de pelo lacio hasta los hombros.
Ana: Sí la has visto Walter. Es Nadia, mi compañera de la facultad. Sucede que terminó con su novio y decidió cambiar su peinado.
Walter: No le queda nada mal.
Ana: ...Ven por aquí Walter, te voy a presentar a mis amigas.
Walter: Ehem... eso es lo que estaba esperando. Veamos.